Se terminó el paro del servicio de subterráneos y todos perdieron. Ni qué decir de los usuarios y de los usuarios de colectivos y de los automovilistas. Pero, los protagonistas de la pelea también salieron lesionados. Los gremialistas que provocaron la parálisis de los subtes se fueron con poco a casa: unos días de licencia más y la promesa de un pago supeditado a que la empresa tenga con qué dinero cumplir. Casi lo mismo que antes del paro. Mauricio Macri salió desgastado con críticas hasta de sus medios fieles. Si bien el porteño, esencialmente antiperonista, prefiere perdonarlo, en esta ocasión no será tan fácil. Por eso mismo el gobierno nacional, rechazado en la ciudad de Buenos Aires, tampoco salió ganador. En definitiva, el problema sigue. El único mérito de Macri fue mantenerse firme en rechazar tomar el control de los subterráneos a pesar de constituir una reivindicación propia y de sus antecesores desde que la ciudad comenzó a considerarse autónoma.
Un detalle: la línea H no está dentro del contrato de concesión que en su momento firmaron el gobierno nacional con Metrovías y también el SBASE (organismo estatal porteño que gerencia los subterráneos). La línea H no estaba, porque simplemente no existía, se empezó a construir durante la gestión de Aníbal Ibarra y si bien se le concesionó a la misma empresa Metrovías, la Nación nada tuvo que ver.
Ese detalle, para suerte de Macri, nadie lo tuvo en cuenta a la hora de reclamarle responsabilidad en el conflicto.
Como sea, a principios de septiembre, seguramente la historia se repetirá, si la concesionaria sigue reclamando fondos al gobierno porteño para pagar los sueldos.
Un detalle: la línea H no está dentro del contrato de concesión que en su momento firmaron el gobierno nacional con Metrovías y también el SBASE (organismo estatal porteño que gerencia los subterráneos). La línea H no estaba, porque simplemente no existía, se empezó a construir durante la gestión de Aníbal Ibarra y si bien se le concesionó a la misma empresa Metrovías, la Nación nada tuvo que ver.
Ese detalle, para suerte de Macri, nadie lo tuvo en cuenta a la hora de reclamarle responsabilidad en el conflicto.
Como sea, a principios de septiembre, seguramente la historia se repetirá, si la concesionaria sigue reclamando fondos al gobierno porteño para pagar los sueldos.
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