por Patricia García
para Ambito Financiero
La tropa macrista se concentró en temas serios, durante el fin de semana, pero también se dio tiempo para relajarse en una cena en el complejo Huerta Grande de la provincia de Córdoba, que, para algunos, no habría estado a la altura de las comodidades a las que acostumbra el PRO. Hubo secretos, entre la noche del viernes y el mediodía del sábado que duró la cumbre, que ahora se revelan, como las condiciones vocales de la diputada Paula Bertol, en lo más doméstico, y una fuerte presión sobre Gabriela Michetti para que acepte mudarse de distrito y compita por una banca desde la provincia de Buenos Aires.
Hubo una disertación, además, que sorprendió a muchos y hasta disgustó a algunos. Inclusive se asegura que el propio Mauricio Macri no terminó de digerir el consejo. Fue cuando todos se reunieron para escuchar al politólogo ecuatoriano Jaime Durán Barba, consejero y asesor de Macri. El especialista esbozó un panorama político en el cual consideró que «no hay que preocuparse» por la parada 2013 «porque las elecciones del año que viene no son muy importantes». Para el asesor, cualquier resultado que obtuviera el PRO en esas urnas no afectaría la campaña hacia la elección 2015, que es la que más importancia tiene, según su criterio.
Sueño alterado
Hasta ahora ese calendario altera el sueño del PRO, donde hay coincidencia en la necesidad de un armado de ensayo hacia 2015 y creen que la mejor elección 2013 les facilitará el camino a la campaña presidencial de Macri. Durán Barba desbarató esas consideraciones restándoles valor a las legislativas del próximo año y en cambio resaltando imprimirle potencia a la competencia mayor de renovación de las autoridades nacionales. Con esos consejos y con convicciones propias, los macristas ya acordaron una cruzada contra la eventual iniciativa kirchnerista de reformar la Constitución.
Después habló, ante los asistentes, que fueron cerca de quinientos, el ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó, en un sentido contrario al de Durán Barba, ya que ese funcionario consideró trascendente el próximo turno electoral. Le dio prioridad a la estrategia política e insistió con la necesidad de que el PRO contara «con una candidata fuerte en la provincia de Buenos Aires». Todos interpretaron que era Michetti la aludida, pero la diputada insiste en que podría convencer a Macri de quedarse en la Capital Federal y buscar una banca como senadora porteña. A los de más confianza les admitió: «Sé que no aceptar ir por la provincia me costará caro», como si estuviera pensando en algún reto por esa rebeldía.
En la cena, el clima fue más distendido y animado con los tradicionales chistes de los anfitriones cordobeses. En esas mesas se hicieron comentarios sobre ciertas presencias y otras ausencias a la convocatoria nacional del PRO que reunió a todos los representantes legislativos que tiene en el país. Pero algunos peronistas faltaron a la cita. Los justificaron por atención de urgencias personales, aunque se creyó que hay algún rencor en las tribus que no son puramente PRO. Es el caso del ala radical, que reclamó ser parte de las decisiones cuando se arman actividades de campaña, por ejemplo. Venía renegando de recibir instructivos por decisiones que no les fueron consultadas: con algo de discusión, se arregló ese tema. En cambio resaltaron la presencia de la diputada jujeña titular de la agrupación Lyder, Isolda Calsina, a quien le descontaron la dieta por presentar una moción para repudiar la muerte de un joven durante un desalojo de tierras en Humahuaca. Los corrillos comentaron además que Jorge Macri llegó tarde a la convocatoria y se le pasó el turno donde debía decir un discurso, al punto que su primo, Mauricio, tomó la palabra ya para cerrar y dijo que «a veces salir tarde es lo mismo que no salir», lo que un sector interpretó como una metáfora política y otros, claro, un reto al pariente.
Desconcierto
Desconcertó a las mesas, en la cena del viernes, la diputada Paula Bertol,
que se animó a cantar tangos y parece que lo hace bien, ya que se ha entrenado
y hasta ha tomado clases de interpretación vocal.
Con menos práctica, para rematar la noche, los asistentes se entregaron a otro
tipo de música a coro, con canciones de Fito Páez, un anti-PRO confeso,
tal vez porque creyeron que así le retrucaban sus dichos.
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