Impresiones: Lorenzo Varela "el argentino" en la Resistencia

Xan Leira
Xan Leira- Otro argenitno en
España
Por Xan Leira(desde Galicia)
Director de Cine-Documentalista
www.archivodelaemigracion.es

"Soldado de un ejército derrotado de una causa invisible".  Así,  con esas palabras del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, el catedrático escritor marxista y actual presidente de la Real Academia Gallega, Xesús Alonso Montero define el sentido ético de la vida y de la obra de Lorenzo Varela Vázquez (La Habana, 10 de agosto de 1916 – Madrid, 25 de noviembre de 1978)
al concluir –con pasión, intensidad y un proselitismo nada encubierto–, la serie de testimonios de mi largometraje «Exilios»,
estrenado comercialmente en Argentina en 2006, gracias al interés del exhibidor, distribuidor y amigo Luis Vainikoff.

La historia




La popular Revista El HOGAR fue dirigida
por Lorenzo Varela, también redactor
en Panorama
Varela era hijo de una familia de emigrantes gallegos que, como otras de los primeros años del siglo XX, triangula con relativa asiduidad los puertos de Galicia, Buenos Aires y La Habana, buscando, en este bucle vital, lo que su patria les niega: derechos, respeto, dignidad, educación, trabajo… Varela nace a bordo del paquebote La Navarre, en medio de la bahía de La Habana y, con apenas cuatro años, en 1920 y antes de hacer pié en la isla y costumbres caribeñas, sus padres se trasladan a Buenos Aires, más concretamente al barrio de Nueva Pompeya, donde Varela hará sus primeros estudios y definirá para siempre su aporteñada personalidad.
En 1931 y con el sol emancipador de la Segunda República Española, Varela y Perpetua, su madre, se instalan en Lugo, Galicia. Su impronta americana de adolescente urbano, cosmopolita y politizado brilla con luz propia en las calles y claustros de Lugo, representando la quintaesencia del pensamiento liberal y transformador de la nueva República y del galleguismo más progresista: escribe, piensa, actúa y se destaca con voz propia. Como recompensa, sus compañeros de bachillerato, lo condecoran con el título civil y el grado de “el argentino”. 

El levantamiento fascista de 1936 lo encuentra en Madrid con 19 años y “el argentino”, el poeta, ¡aprende a combatir!
El milagro de las causas justas hace que la guerra militar no mate al «niño» que hay en el hombre, que el fusil no siegue la pluma y la derrota envilezca su poesía. La Guerra Civil, impuesta por la internacional fascista y mantenida por el miedo que despertaba la República española entre las democracias occidentales y la propia URSS, roban al joven Varela y a miles de españoles sus sueños de libertad, igualdad y fraternidad, y a tantos otros la propia vida, bajo un sistema represivo y genocida que, después de más de 70 años de impunidad y olvido, es juzgado hoy en Argentina.
¡1939, el exilio…, y otra vez Buenos Aires…! La ciudad Estado, la gran capital de puerto abierto y corazón franco, el “granero del mundo”, el templo del tango y de los mitos…, Buenos Aires, la reina del Plata, la “quinta provincia gallega”, recibía –como nuevamente lo hace hoy y con entrañable calidez– a miles de exiliados del hambre y de las rejas, entre ellos a Daniel Castelao, Arturo Cuadrado, Luis Seoane, Eduardo Blanco Amor, Ramón Suárez Picallo, Rafael Dieste, Varela –que llega en 1941, después de pasar por México– y a tantos otros… que, tras la derrota y sin darse tregua, sueñan con el desquite y luchan, ahora con la pluma y la palabra, contra el fascismo, por la victoria aliada y, con ella, el retorno a la legalidad republicana en España.
La victoria aliada y la nueva geopolítica mundial marcan a fuego y para siempre la derrota del ’39. El peso e intensidad del ingente trabajo político, intelectual, editorial, propagandístico y publicista realizado por Varela –y sus compañeros más íntimos, Luis Seoane y Arturo Cuadrado–, lo vinculan con los movimientos literarios y las personalidades más vanguardistas de Latinoamérica: las revistas mejicanas Taller, dirigida por Octavio Paz, y Romance; funda y dirige la revista literaria De Mar a Mar, promovida por Victoria Ocampo; es cofundador de Correo Literario; participa y promueve la creación de editoriales como Botella al mar; es tertuliano en el Tortoni; colabora en innumerables medios de prensa escrita y radio; prologa y traduce libros…, ejerce la crítica literaria y expresa en poética obra su angustia de expatriado: Torres de amor, Catro poemas para catro grabados; Lonxe.
Su casamiento con Marika Gerstein en 1956 sella su compromiso afectivo, emocional, intelectual y profesional con Buenos Aires y su rol de usina y faro de las letras y pensamiento latinoamericano. Publica con Córdoba Iturburu 150 años de arte argentino; colabora con el programa de radio Hora Once; dirige la revista El Hogar; escribe en el semanario Panorama; publica el libro-disco Federico García Lorca; es autor en la colección Los Hombres, del Centro Editor de América Latina, de la monografía Dalí; y, posteriormente, colaborará con las redacciones de El Mundo y La Calle, cuando el ejercicio del periodismo se pagaba con la vida.
El golpe de Estado fascista de 1976 en Argentina y su política de exterminio fuerza un nuevo y último exilio de Varela. El retorno a España –después de cuatro meses de muerto el dictador–, lo enfrenta a una sociedad temerosa, acobardada, gris, dominada por el miedo y la desmemoria que lo arrincona contra las cuerdas del olvido. Varela, “el argentino”, que seguía sin perder el aura juvenil y aporteñada, sabia y cosmopolita, mira a su alrededor y descubre el miedo y la cobardía en muchos de sus ex amigos y compañeros que rechazan su presencia, su significado y su prestancia.
Lorenzo Varela muere en Madrid “de asco” –según testimonia su amigo y compañero de tareas, el artista plástico y mecenas de la cultura gallega, Isaac Díaz Pardo, en mi película Exilios–.

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