El invernadero del Jardín Botánico Foto FADU- Centro de Arqueología Urbana |
Después de un informe preliminar el equipo del arquitecto Daniel Schavelzon se escribieron las conclusiones de acuerdo a los hallazgos.
Los excavadores buscaban rastros de un edificio pequeño del final del período colonial que se
hallaba en un terreno triangular, actualmente delimitado por la avenida Santa Fe, Las
Heras y Siria (ex-Malabia).
La familia Cueli tuvo varios lotes en la zona y ese era como cuña entre los terrenos altos, a partir de Santa Fe, y los bañados que había transformado Juan Manuel de Rosas en los actuales bosques de Palermo.
Cuenta Schavelzon en su trabajo "ARQUEOLOGÍA URBANA E IMAGINARIO: EL SUPUESTO POLVORÍN COLONIAL EN EL JARDÍN BOTÁNICO DE BUENOS AIRES que
"la posesión de ese sitio fue motivo de diversas vicisitudes en la historia. Los terrenos de
su propiedad eran amplios, ya que eran baratos y marginales en su tiempo, con los límites a veces difusos; pero ellos arrendaron al Estado esa tierra. Con el tiempo, hubo en la zona otras fábricas y depósitos de pólvora, en especial sobre el arroyo Maldonado, hacia el río.El terreno estaba delimitado al este por una baja barranca que permitía una vista libre sobre el río y los alre
dedores".
El edificio tenía planta rectangular
con techo a dos aguas cubierto de tejas y sus muros eran de ladrillos.
Excavación hacia el invernadero. Comienzan a ser descubiertos los restos de los muros arrojados al relleno "A su alrededor, y dejando un paso de ronda, se hallabaotra pared que rodeaba toda la construcción, dejando unpaso de ronda para la guardia que, a su vez, impedía quenadie se acercara o que un golpe o choque casual provo-cara una explosión. Eran normas de seguridad estableci-das desde la colonia y que caracterizaron a todos los de-pósitos de pólvora de América. Muy cerca, y sobre labarranca, existía una pequeña casa que ocupaba la guar-dia. Es factible observar esta forma de construir en mu-chísimos otros polvorines levantados durante la coloniay los inicios del siglo XIX", explica el experto.
Así explica en las CONCLUSIONES :
"Los trabajos arqueológicos, como en todo campo del conocimiento, son una construcción permanente que implica revisar lo hecho una y otra vez. En este caso, el Polvorín de Cueli no era tal , las confusiones se debieron a la presencia de una construcción semisubterránea que pasaba debajo de otra, hecha con un extraño sistema de arcos tapiados, abandonada por años; y a un
sondeo hecho en una época temprana del conocimiento de la ciudad. A eso se le sumó un dato histórico verdadero, la existencia de la pólvora de Cueli, pero que no determinaba su exacta ubicación.
Era muy lógico que el imaginario se depositara allí y creara esa fantasía y asociara todo en una respuesta única: había restos y una historia. La conclusión era evidente. Aunque los planteos era hipotéticos, se asumieron como verdades demostradas. El primer trabajo arqueoló-
gico, muy reducido y con pocos antecedentes, nos llevó a la confusión; si no podíamos explicar qué era, se optó por sumarse a la interpretación general. Por suerte, la duda quedó y aunque se demorara en volver a revisar el sitio, se ha logrado dilucidarlo; por supuesto se abren otras pre-
guntas, la primera de ellas es ¿dónde estuvo el Polvorín? Quizás esa pregunta la pueda responder otra generación."
Trabajo Completo
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