Las anécdotas que pueden registrarse de las reuniones de consorcio en los edificios porteños, no solo pueden causar gracia a los propios vecinos, sino también provocar varios dolores de cabeza a los administradores.
Sobre los avatares de esos interventores en las disputas domésticas, da cuenta la Editorial Dunken en el libro "Anécdotas de un Administrador de Consorcios" escrito por Mariel Kernes.
De acuerdo a la propuesta, solamente en la Ciudad de Buenos Aires conviven más de 5.400 administraciones que se encargan de contratar al personal que trabaja en un edificio, de su limpieza y mantenimiento, pero también de intervenir en los problemas personales que se generan entre los habitantes de los distintos departamentos.
“Administrar es mucho más complejo que solucionar problemas edilicios, tratar con gremios, organizar los trabajos de los encargados, administrar los gastos, pagos, preparar las expensas, etcétera. Administrar también es mediar y solucionar los conflictos vecinales, que no es un tema menor”, sostiene la autora, que recopiló vivencias en los edificios porteños que cuenta en su primer libro.
Así, aparecen vecinos insistentes capaces de llamar varias veces al día a su administrador, vecinos que, luego de mudarse de edificio siguen haciendo reclamos al administrador anterior y otros que exigen su mediación cuando surgen conflictos con otros propietarios. “Para ser un buen administrador, no hay que perder la paciencia”, sostiene Kernes.
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